La Bella Easo es otro de los nombres con los que se conoce a Donostia-San Sebastián porque se pensó que la antigua ciudad romana de Oiasso (Easo) ocupaba el espacio que ahora ocupa esta ciudad, aunque posteriormente se comprobó que estuvo ubicada en Irún y no en la capital guipuzcoana.
Pulcra, elegante y cosmopolita, la capital de Guipuzcoa, a la que se asoma el Cantábrico en la Bahía de La Concha, fue elegida por Maria Cristina en 1887 para sede de sus veraneos regios. La ciudad, cuando aun estaba amurallada, fue incendiada en uno de los últimos episodios de la guerra de la Independencia. En la parte vieja, colmada de bares, restaurantes y sociedades gastronómicas, se halla la porticada Plaza de la Constitución, con la fachada Neoclasica de la antigua Casa Consistorial. La Basílica de Santa Maria del Coro presenta su portada Barroca a modo de retablo en la Calle Mayor. A través de una puerta de la muralla se llega al barrio de pescadores y al puerto pesquero.
De obligada visita son los jardines de Alderdi Eder, las playas de La Concha con su paseo, la playa de Ondarreta ( el Peine del viento de Eduardo Chillida ) y la playa de Zurriola ( Palacio de Congresos y Auditorio del Kursaal ). Dentro del puerto se encuentra el Museo Oceanográfico. Imprescindibles las vistas desde el Monte Igueldo.
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